|  | PUBLICACIÓN DE LA FIG NO 43Declaración de Costa RicaGestión de zonas costeras a favor de los pobres
 
 
 ÍndicePrólogo Agradecimientos Declaración de Costa Rica sobre la 
gestión de zonas costeras a favor de los pobres 1. Introducción 2. Principales problemas en las zonas costeras 3. Concepto de la recuperabilidad 4. Tenencia de la tierra y los derechos de 
propiedad en áreas costeras 5. El acceso a las tierras en áreas costeras 6. El uso y la distribución de tierras en áreas 
costeras 7. Capacidades institucionales 8. Capacidades profesionales Glosario Pedidos para las copias impresas Todas las fotografías: © Stig Enemark / FIG, 2008. 
 
    
    La relación tierra-agua es una de las áreas de gestión 
	más complejas, pues alberga una cantidad cada vez más numerosa de 
	actividades, derechos e intereses. La zona costera es el portal hacia los 
	recursos oceánicos, un medio de subsistencia para las comunidades locales, 
	una reserva para especies particulares de flora y fauna, y un área atrayente 
	para actividades de ocio y turismo. Muchos países – especialmente dentro de 
	la región centroamericana – dependen política, económica, social y 
	ambientalmente de la zona costera, así como de una gestión adecuada de este 
	ambiente tan frágil, a fin de satisfacer los requisitos de sostenibilidad y 
	justicia social. Es por esto que las áreas costeras fueron seleccionadas como 
el tema principal de la 6ª Conferencia Regional de la FIG, llevada a cabo en San 
José, Costa Rica, del 12 al 15 de noviembre de 2007. Se le prestó especial 
atención a un enfoque a favor de los pobres en la gestión integrada de zonas 
costeras, a las medidas para una administración adecuada de la tierra, y a la 
creación de capacidades desde el punto de vista del desarrollo profesional e 
institucional. La gestión integrada de zonas costeras ha sido ampliamente 
investigada y documentada en publicaciones a nivel mundial. Esta publicación 
intenta, de forma más específica, proporcionar un enfoque a favor de los pobres 
para el manejo de los intereses y derechos en las áreas costeras, así como para 
el papel que juegan los profesionales en la administración del territorio a este 
respecto. Esta publicación hace hincapié en un tema de especial 
importancia para América Central, aunque este problema posee implicaciones 
regionales y globales mucho más amplias. La FIG, en su papel de organización no 
gubernamental (ONG), desea contribuir con la agenda global tal y como ha sido 
establecida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, 
cuya meta es la erradicación de la pobreza en todas sus formas. Por lo tanto, es 
de vital importancia lograr un enfoque a favor de los pobres en el manejo de los 
muchos y frecuentemente conflictivos intereses en las zonas costeras. Esta 
publicación ha de entenderse como una herramienta de apoyo para los políticos, 
los gerentes ejecutivos, las organizaciones profesionales, y para todos aquellos 
que participan en la toma de decisiones sobre la gestión del frágil ambiente 
costero, con un énfasis especial en la justicia social y los medios de 
subsistencia de las comunidades locales. 
 Un grupo de expertos designados durante la 
Conferencia Regional de la FIG de 2007 en Costa Rica, es quien ha desarrollado 
la Declaración de Costa Rica. Rob Mahoney, de la Comisión 3 de la FIG, 
presidió este grupo. Los miembros del mismo fueron: 
	
	Diane Dumashie, Dumashie Associates, 
	Reino Unido
Alexander González Salas, Programa de 
Regularización del Catastro y Registro, Costa Rica
	Christiaan Lemmen, Instituto 
	Internacional de Ciencias de la Geo-información y. Observación Terrestre 
	(ITC), Holanda
	Rob Mahoney, MahGeo, Reino Unido
	Miriam Miranda, Programa de 
	Regularización del Catastro y Registro, Costa Rica
Michael Sutherland, Departamento de 
Agrimensura e Información Territorial, Universidad de las Indias Occidentales 
(UWI), Trinidad y Tobago. Este documento está basado en las ponencias 
presentadas durante la 6ª Conferencia Regional de la FIG, del 12 al 15 de 
noviembre de 2007, en San José, Costa Rica, y especialmente en las 
presentaciones principales, realizadas por el Ing. Juan Manuel Castro Alfaro, 
Presidente del CFIA/CIT, el Profesor Stig Enemark, Presidente de la FIG, 
y el Sr. Fernando Zumbado, Ministro de Vivienda de Costa Rica. Otras 
presentaciones fundamentales de la conferencia también han sido muy útiles para 
esta publicación. Entre estas se encuentran las ponencias de la Dra. Diane 
Dumashie, el Sr. Alexander González Salas, el Dr. Michael 
Sutherland, el Profesor Auxiliar 
Grenville Barnes, el Sr. Stephen T. Mague y el Sr. Robert W. 
Foster. Los anales de la conferencia se encuentran 
disponibles en línea, en la siguiente dirección electrónica:
http://www.fig.net/pub/costarica/
 Se eligieron como enfoque para este evento los 
temas clave para la región – la creación de capacidades, la administración de 
tierras y el medio ambiente –, y especialmente el uso y el futuro de las 
regiones costeras. Con base en los resultados de la conferencia, la Declaración 
de Costa Rica de la FIG indica de qué forma los profesionales en la gestión de 
la tierra pueden y deben jugar un papel clave a la hora de administrar e influír 
en los complejos asuntos relacionados con el manejo de zonas costeras a favor de 
los pobres. La Declaración de Costa Rica fue emitida durante la Semana de 
Trabajo de la FIG en Estocolmo, Suecia, del 14 al 19 de junio de 2008.   En nombre de la FIG, quisiera agradecer a los 
miembros del grupo de expertos y a todos los especialistas que contribuyeron con 
esta publicación, por su constructiva y provechosa labor. 
	
		| Stig Enemark Presidente de la FIG
 Junio de 2008
 |  
 Declaración de 
	Costa Rica sobre la gestión de zonas costeras a favor de los pobresLa FIG (International Federation of Surveyors) reconoce 
	la presión que se ejerce actualmente sobre las zonas costeras, así como la 
	urgente necesidad de restauración mediante el apoyo de políticas y programas 
	a favor de los pobres, a la hora de tratar aquellos asuntos relacionados con 
	el desarrollo de estas zonas tan vulnerables y frágiles del mundo. La Declaración recomienda el desarrollo de varias áreas, 
incluyendo las siguientes: 
	Desarrollo de políticas costeras que reconozcan el 
	derecho de acceso a los recursos costeros por parte de las comunidades 
	locales.Desarrollo de metodologías de manejo de zonas costeras 
	que tomen en consideración la justicia social y, más específicamente, que 
	adopten políticas a favor de los pobres, así como un uso ambientalmente 
	equilibrado de las áreas costeras.Fortalecimiento del cambio institucional y reevaluación 
	de los asuntos legales con base en un enfoque a favor de los pobres en lo 
	que se refiere a la seguridad de la tenencia de tierras.Adopción de un enfoque flexible con respecto a las 
	estrategias costeras, reconociendo que la sostenibilidad a largo plazo 
	solamente ocurrirá como resultado de una adaptación continua (resiliencia) a 
	las condiciones cambiantes.Disponibilidad de un apoyo creciente para instituciones 
	profesionales, incluyendo el desarrollo de capacidades y el desarrollo de 
	soluciones de mejores prácticas. La FIG apoya el derecho que las comunidades costeras pobres 
tienen a prosperar y a mantener un acceso continuo a los recursos costeros. Se 
deberán desarrollar múltiples herramientas para la administración del uso de 
estos recursos, a fin de lograr justicia social dentro de un equilibrio flexible 
entre el desarrollo económico, la protección ambiental y los medios de 
subsistencia de las comunidades locales. La FIG considera que los profesionales en el manejo del 
territorio juegan un papel esencial a la hora de apoyar el desarrollo de 
estrategias y políticas, y facilitar la interacción de todos los profesionales, 
políticos y comunidades locales, creando así un equilibrio que mejore la gestión 
de las zonas costeras. 
 1. IntroducciónLa 6ª Conferencia Regional de la FIG, llevada 
	a cabo del 12 al 15 de noviembre de 2007 en San José, Costa Rica, tuvo como 
	tema principal el de “Áreas costeras y administración territorial – creando 
	capacidades”. Se eligió este tema a fin de tratar algunos de los asuntos 
	profesionales fundamentales en América Latina, y, especialmente, en 
	Centroamérica y en el país anfitrión, de Costa Rica. En esta conferencia se 
	reconoció que la vulnerabilidad de estas regiones requiere de medidas 
	urgentes, especialmente en cuanto al fortalecimiento de un enfoque a favor 
	de los pobres en la gestión de zonas costeras. Este documento expone varios temas: la 
interpretación del concepto de restauración, la gestión de derechos de tenencia 
de la tierra, la gestión de accesos a las áreas costeras, la gestión del uso y 
distribución de la tierra, la creación de capacidades institucionales y 
profesionales que tienen impacto sobre las zonas costeras, y la identificación 
de estrategias que, de dárseles el apoyo y los recursos adecuados, mejorarán la 
situación actual. Justificación para la Declaración de Costa Rica Un alto porcentaje de la población humana habita 
en las zonas costeras. Muchas de estas personas que utilizan las áreas costeras 
son pobres y necesitan del acceso a los recursos costeros y marinos a fin de 
garantizarse medios de subsistencia. Por lo tanto, estas áreas son 
extremadamente importantes para el manejo de los derechos y el acceso a los 
recursos, así como para la planificación espacial y la toma de decisiones, 
particularmente para los pobres. Los profesionales en la gestión del territorio1
(incluyendo a los hidrógrafos) tienen una función que cumplir en todos estos 
aspectos del manejo de las zonas costeras, contribuyendo así con la equidad en 
la distribución de recursos y en la administración social. En el mundo 
globalizado actual, sujeto a cambios muy rápidos, las consideraciones éticas y 
los asuntos relacionados con el ejercicio del poder son también relevantes para 
la protección, a largo plazo, de las áreas y comunidades costeras. 1) Para 
obtener la definición del profesional en la gestión del territorio, ver el 
Glosario. La zona costeraAproximadamente un 70% de la Tierra se encuentra 
cubierto por agua, de la cual un 97% es agua salada, predominantemente en mares 
y océanos. Los litorales de la tierra tienen una extensión de aproximadamente 
860.000 km. Sin embargo, el criterio sobre qué constituye un área costera, tanto 
en dirección a la tierra como al mar, cambia según la jurisdicción. En algunos países europeos se considera que la 
zona costera misma se extiende en dirección al mar hasta el límite territorial, 
mientras que otros consideran el borde de la plataforma continental, cerca del 
contorno de 200 m de profundidad, como el límite de esta zona. En términos amplios, una zona costera se entiende 
como una extensión espacial definida que comprende la tierra (incluyendo el 
terreno sumergido), el mar y la interrelación tierra-mar, donde cada entidad, 
dentro de esta extensión espacial definida, ejerce una fuerte influencia sobre 
las otras, en términos de ecología y de utilización. Más de un 50% de la población terrestre habita a 
100 Km o menos de distancia de la costa, y se espera que esta población aumente 
en un 35% para el año 2025. Aproximadamente 634 millones de personas viven en 
zonas costeras (las cuales se definen como áreas que se encuentran a menos de 10 
metros sobre el nivel del mar). Todas estas personas corren riesgos debido al 
incremento en el nivel del mar y a las condiciones climáticas extremas generadas 
por el cambio climático. La densidad de población en las zonas costeras seguirá 
aumentando a un ritmo mayor que la de las áreas del interior. Los siguientes 
hechos ilustran cuán necesario es lograr un manejo adecuado de los diversos 
asuntos relacionados con la gestión de zonas costeras: 
	
	Los 16 países con la mayor proporción de 
	población ubicada en zonas costeras amenazadas son pequeñas islas.
	El desarrollo urbano en zonas costeras 
	incrementa el número de personas que se encuentran bajo gran riesgo, tanto 
	al exponerlos a peligros provinientes del mar, como al degradar los 
	ecosistemas que protegen las líneas costeras, tales como las áreas de 
	inundación y los manglares.
	Existen grandes riesgos en países donde una 
	población numerosa, y en su mayoría pobre, habita en extensas áreas costeras 
	de baja altitud.
	Algunas naciones ubicadas en archipiélagos, 
	que son las más vulnerables a los efectos del cambio climático, son también 
	las menos capaces de costear las medidas necesarias para mitigar estos 
	efectos. La capacidad de las comunidades para resistir los 
efectos del cambio climático o para adaptarse a estos, depende de la 
vulnerabilidad al cambio de estas comunidades, de su flexibilidad y de su 
capacidad de adaptación. Las amenazas pueden ser tanto ambientales como 
socioeconómicas. El papel de los profesionales en la administración del 
territorioLa gestión de zonas costeras es un proceso 
complejo, y los profesionales en la misma tienen la capacidad de ayudar en 
muchas de las actividades de apoyo a la toma de decisiones críticas, así como de 
facilitar la interacción de una gran diversidad de organizaciones profesionales, 
políticas, ambientales y municipales. La FIG considera que los profesionales en la 
administración territorial juegan un papel clave al apoyar la creación de 
estrategias y políticas, y al facilitar la interacción de profesionales, 
políticos y comunidades locales, a fin de mejorar la gestión de las zonas 
costeras vulnerables. 
 2.
    Principales problemas en las zonas costerasLas zonas costeras son áreas singularmente 
sensibles y vulnerables. Existen varias áreas conflictivas principales, algunas 
de las cuales se exponen a continuación. El garantizar un equilibrio entre el 
ambiente natural y la intervención humana constituye un gran reto, debido a las 
vulnerabilidades inherentes a las mismas. Vulnerabilidad ambientalCon frecuencia, las costas son áreas de una 
extraordinaria belleza natural sobre las cuales el desarrollo supondría 
problemas. Los decretos de conservación pueden proteger las distintas áreas 
costeras y preservar la flora y la fauna vulnerables. En términos más generales, 
se pueden aplicar líneas de protección costera, a fin de permitir un control 
específico del potencial conflicto entre el desarrollo económico y la protección 
del ambiente natural. La creciente intervención humana en estas áreas 
pone en riesgo los diversos hábitats naturales, pero también a las comunidades 
que han vivido ahí durante algún tiempo. Las zonas costeras son ambientes 
dinámicos, los cuales son naturalmente susceptibles a cambios, tales como: 
	
	erosión de la marea y depósito de materiales
	cambios en la calidad del agua, el resultado 
	de los cuales puede ser positivo o negativo
	aumento de actividades comerciales
	aumento de actividades recreativas
	calentamiento global, dando como resultado 
	florecimientos algáceos, un aumento en el nivel del mar, un incremento en la 
	frecuencia y severidad de las tormentas, erosión y un aumento en la 
	sedimentación.  Figura 2.1: Área costera de extraordinaria belleza natural. Península de 
Otago, Nueva Zelanda.
 Las consecuencias negativas de algunos de estos cambios en 
las características oceánicas y costeras, así como en las comunidades 
establecidas en las mismas, incluyen las siguientes: 
	erosión de la costa, e inundaciones y daños en los 
	hábitats costerosaumento de la contaminación del agua, la cual afectaría 
	de forma adversa los recursos de agua dulcedevastación de la vida marinapérdida de tierra firme y humedales desprotegidospérdida de derechos económicos exclusivos sobre áreas 
	extensasdestrucción de infraestructuras económicas y actividades 
	comerciales existentes. Problemas del uso múltiple en zonas costerasLos participantes de los diversos grupos económicos y 
sociales comparten y compiten por espacios en las zonas costeras alrededor del 
mundo. Los participantes comerciales, opulentos y adinerados, tienen la 
posibilidad de limitar severamente el acceso a los recursos para las comunidades 
pobres. Las zonas costeras tienen muchos usos y ejercen muchas 
funciones. Estas áreas proporcionan recursos naturales, sociales y económicos 
que contribuyen con una mejor calidad de vida, y los océanos son coadyutorios 
para determinar el clima. Una gran variedad de actividades sociales y económicas 
se llevan a cabo en las zonas costeras, incluyendo las siguientes: 
	turismopesca comercial y recreativaexplotación petrolera y de gashábitats para especies en peligro de extinción, especies 
	en proceso de reproducción y áreas de descansorecarga de aguas freáticastratamiento de aguas, yatenuación de inundaciones. Las zonas costeras también son fuente de riqueza para las 
comunidades, proporcionándoles lo siguiente: 
	fuentes de alimentos provenientes de animales, plantas y 
	pecesmedios de transportemedios de comunicación (por ejemplo, cables)áreas para la implantación de instalaciones fijas de 
	navegación (por ejemplo, faros y muelles)áreas para el desecho de materiales, yáreas para la investigación científica sobre los 
	procesos físicos y biológicos básicos de la Tierra. La figura 2.2 ilustra la interacción de usos múltiples en las 
zonas costeras, mostrando el rango de derechos y restricciones en un sistema de 
información sin solución de continuidad para la interrelación entre tierra y 
mar.  Figura 2.2: Ilustración de intereses múltiples en la zona costera. Binns 
et al. 2003.
 En este contexto, un buen ejercicio del poder se 
caracteriza por un equilibrio aceptable en el acceso de los participantes a los 
recursos, garantizando que las necesidades y los proyectos de desarrollo puedan 
ser satisfechas generando la menor cantidad de conflicto posible. Esta gestión 
es difícil en un área que es dinámica, restringida por el espacio, y que está 
bajo riesgo especial debido a los cambios globales, sean éstos causados por el 
clima o por la economía. Problemas humanos en las zonas costerasLa creciente urbanización de las zonas costeras 
puede causar conflictos en el equilibrio entre el desarrollo económico, los 
medios de subsistencia de las comunidades locales y la protección del ambiente 
natural. Dichos conflictos pueden presentarse en forma más 
extrema en aquellos lugares donde los intereses económicos se apoderan de los 
medios de subsistencia natural de la población autóctona y de su acceso a los 
recursos costeros. Esto incluye el turismo y el desarrollo recreativo, los 
cuales no necesariamente benefician a las personas de bajos recursos y a las 
comunidades locales. En esa situación extrema, los habitantes autóctonos son 
desplazados de sus espacios y lugares originarios, y deben reubicarse en 
asentamientos informales con servicios básicos limitados, condiciones 
ambientales inaceptables, y pocas o inexistentes oportunidades de trabajo. Muchas comunidades costeras sufren de pobreza 
socioeconómica o se encuentran en riesgo de padecerla. Esto puede tener un 
efecto negativo sobre las zonas costeras, al causar la pobreza un uso excesivo 
de los recursos y, en última instancia, la degradación ambiental. Las políticas 
de gestión de áreas costeras deben garantizar la equidad en cuanto al acceso al 
espacio y a otros recursos costeros, y deben basarse en cambios hacia las 
políticas en favor de los pobres y en estrategias para la reducción de la 
pobreza nacional. En términos más generales, la falta de asociación 
entre los sistemas sociales y los sistemas ecológicos también puede causar 
problemas. Esto ha hecho más difícil comprender las complejas interacciones 
entre el ser humano y el medio ambiente que ocurren cuando las presiones 
externas, tales como el aumento del turismo, alteran el equilibrio existente. La FIG considera que la gestión de usos múltiples 
en áreas costeras debe tener como base el principio de la justicia social, 
encontrando un equilibrio entre los variados intereses de desarrollo económico, 
los medios de subsistencia de las comunidades, y la protección ambiental. Dicho 
enfoque a favor de los pobres en la gestión de las zonas costeras se discute a 
lo largo de este documento.  Comunidad local en un área portuaria (Costa Pacífica, Costa Rica).
 
 3. Concepto de la 
	recuperabilidadProblemasEl concepto de la recuperabilidad puede 
proporcionar una perspectiva nueva y útil para el desarrollo sostenible. Éste se 
centra en la idea de que los procesos de desarrollo no deben amenazar la 
capacidad de las futuras generaciones para compartir los recursos terrestres, 
tal y como lo han hecho las generaciones previas. Los gobiernos estatales y 
regionales, las corporaciones multinacionales, la industria local y los 
habitantes de las zonas costeras se encuentran bajo cada vez más presión para 
equilibrar el crecimiento económico con la responsabilidad social, incluyendo el 
respeto hacia los derechos humanos y las culturas tradicionales. Además, todas 
las organizaciones involucradas en las zonas costeras y los habitantes de estas 
áreas deben responsabilizarse cada día más por su huella ecológica. La recuperabilidad puede comprenderse como una 
herramienta operacional para reconocer, mejorar y medir la sostenibilidad 
corporativa. Aunque la definición de recuperabilidad puede parecer muy similar a 
la definición de sostenibilidad, estos términos no son sinónimos: 
	
	La recuperabilidad consiste básicamente en la 
	recuperación y adaptación al cambio, mientras que la sostenibilidad se trata 
	principalmente de la supervivencia y continuación de la existencia.
	La recuperabilidad recalca la importancia de 
	asumir el cambio y explicar la estabilidad, en lugar de asumir la 
	estabilidad y explicar el cambio. Existe una relación directa entre el bienestar 
social, el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental, tal como se 
muestra la figura 3.1. 
 Figura 3.1: Diagrama de la relación entre bienestar social, desarrollo 
económico y sostenibilidad ambiental.
 Frecuentemente se malinterpreta la sostenibilidad 
como un objetivo al cual todos deberíamos aspirar. Sin embargo, la 
sostenibilidad no es un estado alcanzable, sino una característica fundamental 
en un sistema dinámico y en proceso de evolución. La sostenibilidad a largo 
plazo se dará como resultado de una continua adaptación (recuperabilidad) a 
condiciones cambiantes. No puede asumirse que la naturaleza poseerá resiliencia 
infinita, ni tampoco debería asumirse que es posible predecir los ciclos de 
cambio que pueden ocurrir en el futuro. Una cultura sostenible debe tener como 
base una visión del mundo dinámica, para la cual el crecimiento y la 
transformación sean inevitables. En un mundo así, la innovación y la adaptación 
permitirán que las sociedades y las empresas humanas florezcan en armonía con el 
ambiente. Un enfoque basado en la recuperabilidad acepta 
esta interpretación de la sostenibilidad. No existe un solo estado estable en un 
sistema social-ecológico; por el contrario, el sistema estará expuesto a 
distintos impactos que impondrán retos sobre su identidad fundamental y lo harán 
dinámico. Un sistema que goza de recuperabilidad es capaz de absorber los 
impactos y adaptarse (y, por tanto, permanecer sostenible) sin cambiar su 
estructura y su función fundamentales. El concepto de recuperabilidad debe 
encontrarse en el núcleo de todo pensamiento estratégico sobre las acciones que 
conforman el futuro manejo de las zonas costeras. La recuperabilidad debe 
aplicarse a personas, agencias y organizaciones, así como al medio ambiente. La 
falta de resiliencia en los procesos y procedimientos políticos y de 
gobernabilidad, constituye un impedimento fundamental para fomentar la 
sostenibilidad. Los sistemas de administración territorial se 
encuentran sujetos a cambios constantes y, por lo tanto, requieren de una 
recuperabilidad incorporada que garantice que no se vuelvan obsoletos. La 
recuperabilidad de los sistemas de administración de la tierra puede 
comprenderse mejor observando desastres naturales tales como huracanes y 
tsunamis. La recuperabilidad de un sistema de administración territorial y la 
forma en que éste es dirigido juegan un papel fundamental en los esfuerzos de 
recuperación y reconstrucción posteriores a desastres naturales. El esquema 
conceptual de la recuperabilidad es altamente apropiado para intentar no sólo 
comprender el papel que han jugado los sistemas de administración de la tierra 
en los desastres pasados, sino principalmente cómo se puede fortalecer estos 
sistemas a fin de proporcionar un mayor apoyo para la recuperación y la 
reconstrucción durante futuros desastres. Existen numerosas instancias en las cuales los 
proyectos llegan a su fin sin haberse previsto un planeamiento sucesivo 
inmediato. Si el concepto de desarrollo se refiere al proceso de cambio 
controlado diseñado para mejorar las condiciones de vida de los miembros de una 
sociedad, entonces el desarrollo sostenible debería equilibrar la explotación de 
los recursos, la dirección de las inversiones y el desarrollo tecnológico, en 
una forma que le proporcione las mismas oportunidades a futuras generaciones. El cambio es inevitable y tan sólo podemos 
adivinar hasta qué punto lo será, pero las generaciones actuales no deben 
temerle ni evadir hacerle frente. Es necesario cambiar tanto la mentalidad como 
las herramientas para manejar el cambio en las zonas costeras. Aún más, toda 
herramienta a nuestra disposición debe ser utilizada para lograr un manejo de 
zonas costeras acertado, efectivo, racional y libre de trabas, basado en la 
equidad y en un esquema de justicia social. El camino a seguirLa presión por desarrollar las zonas costeras 
continuará existiendo; el reto se encuentra en introducir mecanismos que prevean 
un tratamiento equitativo para todos aquellos que viven, trabajan o invierten en 
ellas. Uno de los muchos retos de introducir análisis de resiliencia es definir 
qué constituye la “estructura y función fundamentales” de un sistema. El concepto de proteger los derechos de las 
generaciones futuras parece remoto a la luz de las abundantes, y aparentemente 
conflictivas, presiones comerciales actuales. Generalmente, muchos gobiernos y 
empresas temen que la creación de una política estratégica de sostenibilidad 
implique solamente gastos, sin ningún resultado tangible. Es necesario recalcar 
el mensaje de que el progreso económico, el ambiental y el social pueden 
apoyarse unos a otros, y de que la justificación comercial para la 
sostenibilidad yace en resaltar los factores generadores de valor intangibles, 
más que en generar ganancias directamente. Existen obstáculos reales que deben ser superados 
a fin de garantizar que los conceptos de resiliencia y sostenibilidad sean 
comprendidos y transferidos a estrategias y políticas, y luego aplicados por 
aquéllos que trabajan en el terreno, en situaciones cotidianas prácticas de toma 
de decisiones. Utilizar un nuevo lenguaje que sea relevante para los intereses 
comerciales, en lugar de atenerse a las presiones de los participantes y a la 
fuerza moral de los argumentos, puede ayudar a superar muchos de los 
impedimentos para el impulso de la sostenibilidad. Para esto, es necesario 
entender la empresa como algo estrechamente ligado a una variedad de sistemas 
sociales, ambientales y económicos. Esto, a su vez, requiere que los sistemas de 
administración de la tierra se enfoquen en aquellas parcelas que están sujetas a 
un mayor cambio o que son susceptibles a éste. Existe la necesidad de unificar grupos de 
funcionarios de gobierno y organismos profesionales, y de que estos asuman una 
visión adecuada de las estrategias y políticas que causan impacto en el manejo 
de las zonas costeras. Además, es necesario que estos lleguen a un acuerdo con 
respecto a las herramientas, mecanismos y sistemas de información que se 
requieren para proporcionar la información necesaria para la toma de decisiones 
en todas las áreas, desde la tenencia de la tierra y de las propiedades, hasta 
la ecología marina, y el planeamiento y desarrollo del espacio en su totalidad. Existe la necesidad de garantizar que la creación 
de capacidades se lleve a cabo en todos los niveles, en los países que manejan 
zonas costeras; en las universidades y en la actualización profesional o en la 
formación continua, y en varias profesiones colegiadas – arquitectos, 
ingenieros, profesionales en el manejo de la tierra (incluyendo topógrafos, 
hidrógrafos, expertos catastrales y ambientales), abogados, y funcionarios de 
los gobiernos centrales y locales (municipalidades).  Zanzíbar, costa este.
 
 4. Tenencia de la tierra y 
	los derechos de propiedad en áreas costerasProblemasLos derechos de propiedad y la tenencia de la 
tierra en la zona costera frecuentemente pueden estar sujetos a diferentes 
jurisdicciones legales. El propósito general es regular y garantizar el acceso 
para los diferentes grupos de interés. Sin embargo, la realidad es que esto 
genera considerables conflictos, disputas, demandas y reconvenciones asociadas 
con la tenencia la tierra. Inspirándose en la experiencia vivida en Costa 
Rica, esta sección trata sobre tres aspectos relacionados con los derechos de 
propiedad y la tenencia de la tierra en la zona costera: 
	
	Diferentes tipos de derechos de propiedad y 
	tenencia de la tierra,
	Conflictos generados por contradicciones 
	legales en la tenencia de la tierra, y
	Actividades de los profesionales en el manejo 
	de la tierra, a fi n de lograr una interacción armoniosa entre la 
	administración y el desarrollo humano sostenible en las zonas costeras. El carácter “público” de la zona costeraEl mar ha tenido siempre una importancia 
estratégica en la organización de las sociedades. El acceso al mar y el 
subsiguiente control de la zona costera fueron esenciales para la consolidación 
de muchos países. Durante el siglo pasado, muchos estados, 
utilizando diferentes mecanismos legales, buscaron consolidar la función 
gubernamental de la zona costera, esto con el fin de garantizar el acceso a 
todos los ciudadanos y permitir sus diferentes usos. En muchos casos, la 
consolidación de los derechos de tenencia de la tierra y de la propiedad creó 
tensión entre los propietarios existentes y la demarcación de otros intereses, 
tales como parques y reservas nacionales. En muchos países, principalmente en aquellos del 
tercer mundo, la zona costera es sujeto de intereses varios. Cada uno de estos 
interesados basa la noción de sus respectivos derechos en diferentes leyes o en 
su propia interpretación particular de la ley. La resolución de estos problemas 
difícilmente es transparente, por lo cual se crea una situación en la que la 
inseguridad y la precaria subsistencia diaria de muchas personas vulnerables 
hacen del desarrollo algo difícil. Diferentes derechos de propiedad y tenencia de la tierraLa situación ideal, en la cual el gobierno 
proporcionaría acceso universal a la zona costera, contrasta con la realidad, 
donde distintos grupos reclaman el derecho de ocupación. El motivo de esto puede 
hallarse en los diferentes marcos legales y tradiciones históricas existentes 
entre tres grupos: pobladores, concesionarios y propietarios. PobladoresLa zona costera ha sido ocupada o poseída durante 
siglos. Una vez que el estado introdujo reglamentos con respecto a su acceso y 
uso, los derechos de aquellos ocupantes o pobladores fueron reconocidos. El 
reconocimiento de la ocupación por parte de los pobladores puede aplicarse a la 
propiedad individual o comunal. Esto asegura que a los grupos tradicionales o 
autóctonos se les garanticen tierra o territorios por parte de los estados, a fi 
n de permitirles conservar sus costumbres y medios de subsistencia. ConcesionariosLos concesionarios son aquellos que han aceptado 
un marco legal y han obtenido el derecho de uso de una propiedad pública que se 
encuentra regulada. Estos derechos de uso permiten algunas actividades por parte 
de los concesionarios, mientras que restringen el uso para otras. Bajo este enfoque que se ha desarrollado la 
industria turística, desde amplios complejos hasta pequeñas unidades familiares. 
Este también afecta a otras actividades, tales como la pesca tradicional o 
artesanal. PropietariosA pesar del concepto generalizado y del carácter 
público de la zona costera, en algunos casos el Estado reconoce el derecho de 
propiedad individual, lo cual impulsa a los propietarios a hacerse presentes. El reconocimiento de propiedades privadas 
legalmente aseguradas dentro de la zona costera se basa frecuentemente en leyes 
antiguas, aprobadas antes de la creación de reglamentos oficiales para la zona 
costera. Por ejemplo, en Costa Rica aún se reconocen los títulos concedidos por 
la Corona Española en la época de la colonia. Esos derechos de propiedad 
encuentran un respaldo aún mayor en aquellos países que poseen sistemas de 
registro de la propiedad consolidados y respetados. Debilidades de los diferentes sistemas de derechos de 
propiedad y tenencia de la tierraLa reglamentación de la tenencia de la tierra y 
de los derechos de propiedad en la zona costera presenta importantes debilidades 
que requieren ser atendidas. Estas debilidades tienen su origen en los 
diferentes marcos legales, los cuales generalmente son contradictorios y pueden 
no estar a tono con la realidad de la ocupación en la zona costera. El manejo de 
esta zona puede ser compartido por varios sectores del gobierno, lo cual causa 
confusión entre las instituciones y los sectores de la sociedad. Generalmente, las disputas sobre la propiedad o 
tenencia de la tierra que se dan en la zona costera surgen al no haber una 
identificación y una delimitación claras de los derechos de propiedad o 
posesión. En la mayoría de los casos, las instituciones del Estado no poseen 
sistemas de información adecuados, y aquellos existentes son poco claros a la 
hora de definir los límites de los derechos de los diferentes grupos. Una de las consecuencias de esta falta de 
claridad sobre los derechos de los propietarios, concesionarios y pobladores, es 
la aparición de un nuevo participante, el ocupante. La confusión que existe en 
cuanto a los derechos legales asociados con la zona costera permite a cualquiera 
alegar derechos y establecer una ocupación, con el propósito de hacer uso de la 
tierra para una variedad de intereses. Existe una necesidad urgente de que el estado 
cree sistemas de información territorial que permitan el control de la zona 
costera dentro de un marco legal convenido, permitiendo así una toma decisiones 
adecuada. Tenencia de la tierra: formal e informalHoy en día, el estado no es el propietario 
absoluto de la zona costera y existen niveles tanto formales como informales de 
ocupación y uso de derechos. En general, la posesión formal está basada en 
mecanismos legales que el estado ha establecido para permitir la posesión por 
parte de individuos; por otra parte, los ocupantes informales no gozan de 
ninguna legitimidad y no tienen la posibilidad de ejercer presión a fin de 
proteger sus derechos dentro de la zona costera. Existe la necesidad de hacer una clara distinción 
entre los derechos formales e informales y la ocupación, proporcionando así 
derechos formales a los propietarios, concesionarios y pobladores, con el 
respaldo de un marco legal que garantice sus derechos. La figura 4.1 muestra 
esta simple separación. 
 Figura 4.1: Separación ideal entre la posesión formal y la informal.
 También existen problemas con respecto a los derechos 
informales. En los países del Tercer Mundo, los sistemas de derechos de 
propiedad y tenencia de la tierra no son siempre transparentes, y algunas 
personas reclaman derechos que han sido concedidos por alguna institución o 
estado y luego no son reconocidos por otro. Esto ocurre principalmente cuando 
existen pobladores tradicionales o pueblos autóctonos en la zona costera. La realidad es que, con el enorme interés que existe por la 
zona costera, la diversidad de controles administrativos utilizados por el 
estado implica que el límite entre derechos formales e informales se vuelva 
difuso. El resultado de esto se muestra la figura 4.2. 
 Figura 4.2: Separación real entre la posesión formal y la informal.
 La separación entre formal e informal varía 
según los diferentes países, de acuerdo con el marco legal que regula los 
derechos de propiedad y tenencia de la tierra en la zona costera. Aún dentro de 
un mismo país, frecuentemente se encuentran diferencias regionales a nivel 
formal. Las dificultades a la hora de determinar los linderos de propiedades se 
ven exacerbadas por la falta de claridad en cuanto al alcance físico exacto de 
lo que está incluido o excluido de la zona costera. El camino a seguirA fin de alcanzar un desarrollo armonioso, 
sostenible y con resiliencia de la zona costera, es necesario enfocar los 
problemas de forma adecuada. Los siguientes son tres de los factores clave que 
maximizarían la gestión efectiva de estas áreas: 
	
	La creación de un Catastro uniforme, que siga 
	los principios fundamentales establecidos en la 1ª Declaración sobre 
	Catastro 2014 de la FIG – “el Catastro mostrará la situación legal completa 
	del territorio incluyendo derechos públicos y restricciones”.
	La creación e implementación de un Sistema de 
	Información Territorial que unifi que todos los conjuntos de información que 
	afectan a las zonas costeras. Esos conjuntos críticos de datos permitirían 
	la coordinación de estrategia y planeamiento, e incluirían: 
		
		catastro marino y de la tenencia de la 
		tierra, especialmente en deltas fluviales
		derechos territoriales y de propiedad 
		(derechos con un enfoque amplio, incluyendo terrenos públicos)
		derechos tradicionales y autóctonos
		administración marina
		derechos de acceso
		transporte
		biodiversidad.
	El uso de profesionales en la gestión del 
	territorio para facilitar y unifi car a todos los grupos profesionales y 
	niveles del gobierno. También existe la necesidad de una reforma 
institucional de las organizaciones responsables de la zona costera, 
garantizando que se le dé prioridad a los asuntos relacionados con políticas y a 
la coordinación general. Las diferentes destrezas de los profesionales en 
la gestión del territorio les permiten jugar un papel activo en la promoción y 
el desarrollo de los Sistemas de Información Territorial. Además, su formación 
multidisciplinar les da la oportunidad de aglutinar a aquellos que son 
responsables de la administración de la zona costera y a los pueblos autóctonos, 
quienes frecuentemente se sienten privados de sus derechos.  Yakarta, Indonesia.
 
 5. El acceso a las tierras 
	en áreas costerasProblemasLos recursos físicos de la zona costera ejercen 
una influencia dramática sobre las personas y sobre la distribución de la 
población, incluyendo a los turistas. En los países en vías de desarrollo 
existen comunidades que se están volviendo cada vez más marginadas, y en las 
áreas ambientalmente atractivas el acceso es uno de los retos más importantes 
para la administración costera y marina. Para encontrar una respuesta sostenible para los 
problemas relacionados con mantener el acceso a estas áreas, es necesario 
coordinar el planeamiento a largo plazo con la administración de la recreación y 
el turismo. Los recursos que han proporcionado la base para el desarrollo 
económico de la región costera se encuentran actualmente en riesgo. Sin una 
intervención adecuada, estas áreas se enfrentan a un futuro de bienestar humano 
y recursos decrecientes, y con un incremento de conflictos. Justicia socialLa calidad de vida en las comunidades costeras se 
encuentra estrechamente vinculada con la calidad de los recursos costeros y 
marinos. Los niveles de pobreza están aumentando en estas áreas, lo cual se nota 
por el descenso en la pesca, las prácticas pesqueras destructivas, un volumen 
creciente de aguas residuales sin tratar y el escurrimiento de nutrientes 
liberados en costas cercanas. Generalmente, las actividades humanas que se 
relacionan con el uso de la tierra se regulan subdividiendo un área o un recurso 
y luego asignando sub-unidades para diferentes propósitos. Esta opción no es 
aplicable a los terrenos costeros y sus recursos, debido a la naturaleza tan 
valiosa y a la vez tan frágil de éstos. Es inaceptable alienar a las crecientes 
comunidades pobres de los recursos costeros. La justicia social es políticamente 
necesaria, y para lograrla se necesita un enfoque comunal unido que combine las 
políticas con acciones de campo para conservar los recursos costeros, de modo 
que todos los grupos comunales puedan tener acceso a ellos. Con el fin de 
proporcionar un futuro sostenible de común acuerdo para toda la sociedad, los 
marcos administrativos de las zonas costeras deben incluir un enfoque 
estratégico que se puede encontrar en la administración de la tierra. La 
estrategia resultante debe proporcionar un marco administrativo para un programa 
adecuado, y una visión de manejo integrado para la zona costera. La tierra, el mar y las personas deben ser 
administrados de una mejor manera en términos espaciales. El manejo de zonas 
costeras es, inevitablemente, un proceso complejo, pero este paradigma tiene 
como requisito el cambio, y se debe reconocer la multiplicidad de los problemas, 
incluyendo el uso de recursos, las capacidades, la administración, el registro 
de derechos y el planeamiento. La tarea administrativa estriba en equilibrar el 
desarrollo económico, las necesidades sociales y la protección ambiental. Dentro 
de la gestión del territorio, esto se encuentra en función del planeamiento 
espacial y el desarrollo. La distribución de los recursos económicos, y en 
consecuencia la habilidad de administrar la resiliencia, es muy diferente en los 
países del Norte y en los del Sur. En el Norte, una sociedad industrial y, más 
actualmente, post-industrial, este empobrecimiento de nuestros recursos locales 
se ve compensado por un influjo masivo de recursos de todo tipo desde otras 
regiones del mundo. Sin embargo, para muchas sociedades que experimentan este 
mismo proceso de transformación costera hoy en día, dicho influjo de bienes, y 
los subsidios que han asegurado el costo del desarrollo, no se encuentran a la 
vista. Más específicamente, el uso público y el privado pueden encontrarse en 
conflicto en áreas ecológicas que atraen a aquellos turistas que buscan un 
ambiente de playa ‘prístino’ para fines vacacionales, de descanso y recreativos 
en destinos tropicales. Al crecer estas comunidades, existe cada vez más 
presión sobre la capacidad de los ambientes para sustentar incluso a las 
crecientes comunidades aldeanas. El desarrollo turístico y la protección contra 
desastres naturales son dos conflictos fundamentales en América Central y en 
pequeños países insulares ligados a una vulnerabilidad tanto física como 
económica, y socavan completamente a las comunidades locales. Desarrollo turísticoLos estados costeros e insulares experimentan 
cada vez más presión sobre la tierra y sus recursos, pero los beneficios 
económicos, particularmente el turismo y el desarrollo relacionado con éste, no 
necesariamente benefician a las personas de bajos ingresos. En algunas 
instancias, estas personas son desplazadas de sus espacios originarios y no 
tienen más opción que la de reubicarse y establecerse en asentamientos 
informales con servicios básicos limitados, condiciones ambientales 
inaceptables, y pocas o inexistentes oportunidades de trabajo. Se ha 
desarrollado una concepción de que el turismo está reduciendo el acceso a los 
recursos para las comunidades locales y está causando aún más impacto en los 
recursos frágiles. La recreación es uno de los usos más amplios y 
crecientes de las zonas costeras. Por medio del turismo, las necesidades de ocio 
y recreación de comunidades adineradas, principalmente urbanas, pueden ser 
satisfechas en ubicaciones remotas. El desarrollo turístico costero es un 
objetivo legítimo, y muchos proyectos del sector privado han demostrado ser 
razonables desde una perspectiva de conservación. El turismo puede proporcionar 
una motivación para la conservación, y para que las personas que toman 
decisiones a nivel comunal aprecien el valor de una calidad ambiental alta y el 
atractivo de bienes y servicios comunales locales. El turismo puede generar 
beneficios económicos y sociales a largo plazo, tanto localmente como a nivel 
nacional y para la comunidad global. Sin embargo, la proliferación de proyectos en el 
sector privado ha demostrado ser irresponsable desde una perspectiva de 
conservación, de preservación y comunal. El turismo ha dado como resultado la imposición 
de valores foráneos sobre comunidades locales establecidas tiempo atrás, quienes 
dependen de los recursos marinos como medio de subsistencia. Protección contra desastres naturalesCon frecuencia, los asentamientos históricos y 
los nuevos desarrollos urbanos se encuentran ubicados en algunos de los 
ambientes naturales más hermosos del mundo. Estos desarrollos urbanos y 
asentamientos se dieron casi siempre sin ser planeados, invadiendo las playas, 
los cuerpos de agua, los humedales y los santuarios de vida silvestre.  Cada vez más, la destrucción de las costas y los 
eventos climáticos extremos introducen una nueva dimensión que trastoca el 
manejo de zonas costeras: un riesgo para el balance del uso de la tierra en las 
costas, para las comunidades que viven en la costa, para las pesquerías, para la 
industria turística, para la infraestructura y para los edificios. El riesgo 
recae de forma desproporcionada sobre los pobres. Las comunidades costeras 
autóctonas, con frecuencia como resultado el desarrollo turístico, son 
construidas sobre terrenos marginales, tales como áreas de inundación y ciénagas 
costeras, lo cual hace a las personas pobres especialmente vulnerables a eventos 
tales como inundaciones, tormentas e incendios. El efecto del cambio climático sobre los 
asentamientos humanos podría haber sido minimizado por medio del planeamiento 
urbano. Se están estableciendo sistemas de alerta anticipada pero, aunado a 
estos, se debe brindar más atención a mejorar el planeamiento de los 
asentamientos humanos. Para evaluar los riesgos, es necesario crear 
resiliencia comunal en un mundo sujeto a una rápida urbanización, así como 
explorar hasta qué punto los derechos de propiedad (públicos, comunes y 
privados) y las herramientas económicas de propiedad podrían combinarse para 
alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible, por medio de asociaciones de 
entes públicos y privados. Luego de un desastre natural, la premura por la 
supervivencia y la recuperación del hábitat agrega una nueva dimensión a los 
problemas de gestión de las zonas costeras, la cual incluye el aliviar la 
pobreza, reducir la degradación ambiental e imponer líneas de retiro. Los 
planificadores deben identificar tareas inmediatas que puedan ser llevadas a 
cabo por los miembros de la comunidad local, tanto para ganar un salario como 
para garantizar que los hábitats costeros se recuperen tan pronto como sea 
posible. El camino a seguirLa justicia social debe ser el resultado de la 
interacción entre las comunidades que viven en las zonas costeras y su necesidad 
de acceso a los recursos, en competencia con las industrias extractiva y 
turística. Esto plantea una serie de asuntos que deben ser 
tratados, incluyendo los siguientes: 
	
	los derechos de acceso a los recursos marinos 
	por parte de las comunidades costeras,
	la viabilidad y posición social de las 
	comunidades en la zona costera,
	la asignación de poder, capacidades y 
	derechos a las comunidades, para que éstas puedan involucrarse en la toma de 
	decisiones en caso de conflictos,
	la reevaluación del papel del gobierno 
	central o estatal y de las jurisdicciones locales en la administración de 
	usos múltiples, por ejemplo, cuando los desarrollos turísticos extranjeros 
	enajenan a las comunidades locales,
	la redefinición del paradigma de la gestión 
	de zonas costeras con respecto a la administración de la tierra. El camino a seguir consiste en desarrollar un 
equilibrio adecuado entre la explotación de recursos por parte de las 
comunidades y la protección de estos recursos. Los casos conflictivos 
relacionados con la explotación están frecuentemente ligados con las relaciones 
entre sector público y privado, y con la naturaleza de los intereses de 
propiedad asociados a estas. El desarrollo debe ser un proceso que tome en 
cuenta la multiplicidad de problemáticas de las áreas costeras, estando a la vez 
inserto en un paradigma de justicia social. Esta aplicación de la administración de la tierra 
vincula a la tierra con la justicia social, dando cabida a la comunidad costera 
original y su necesidad de acceso a los recursos, ante una comunidad turística y 
recreativa económicamente poderosa. 
 6. El uso y la distribución 
	de tierras en áreas costerasProblemasExiste una preocupación considerable por el 
conflicto espacial que se está dando entre las comunidades locales y la 
creciente presión del desarrollo turístico en la zona costera. Hay una necesidad 
de utilizar, y, donde sea necesario, de desarrollar, prácticas administrativas 
que reconozcan la justicia social y las condiciones de vida de los pobres. La administración de usos múltiplesLograr un equilibrio entre usos en competencia, 
implica comprender los múltiples usos que se dan en un espacio relativamente 
limitado, y requiere de un enfoque espacial para un manejo efectivo. Se 
necesitan acciones concertadas, tanto para corregir errores pasados como para 
asegurar la sostenibilidad y la resiliencia de cara al futuro. La decadencia 
continua de esos mismos recursos se debe a una aplicación pobremente coordinada 
y a una explotación no planificada de los recursos. Se pueden utilizar conceptos espaciales para 
realzar las interrelaciones, la naturaleza y la proximidad de personas y usos 
dentro de las restricciones lineales de la zona costera. La naturaleza de los 
conflictos variará; algunos usos compiten por los mismos recursos, mientras que 
otros pueden sólo estar en pugna por el tiempo y el espacio. Para lograr que la 
administración de usos múltiples funcione con éxito, debe existir un mayor 
conocimiento de la relación entre usos económicos y sociales. Además, se debe 
invertir en las tecnologías adecuadas para utilizar los datos eficientemente. Los usuarios directos del ambiente marino, tales 
como las pesquerías y algunas formas de recreación y turismo, se benefician o se 
ven afectadas con el mantenimiento de la calidad ambiental. A menos que el 
panorama económico a corto plazo para su industria sea pobre, es poco probable 
que se preocupen por una reducción en la calidad. Por lo tanto, es factible que 
acepten, al menos a largo plazo, medidas administrativas que conserven las 
cualidades naturales productivas de un ambiente marino. Al administrar la interrelación de los múltiples 
objetivos de una comunidad se toman en cuenta las diferentes perspectivas 
municipales sobre los recursos costeros relacionadas con la conservación de 
dichos recursos. Estas perspectivas dependen de juicios subjetivos en relación 
con el valor recreativo del ambiente, y cubren un amplio rango de interacciones 
humanas intencionadas con los recursos biológicos y las áreas naturales. El 
articular este valor revela diferencias de opinión fundamentales con respecto a 
la relación entre los seres humanos y el ambiente natural. Estas diferencias 
frecuentemente reflejan el grado y la naturaleza de la dependencia económica con 
respecto a los recursos de áreas naturales. Los enfoques del manejo de usos múltiples pueden 
resumirse en el diagrama de la figura 6.1, el cual ilustra el área en la cual 
una decisión o un grupo de decisiones se amoldará técnicamente a la necesidad de 
atender las preocupaciones de tres grupos de interés: la conservación, el 
turismo y la subsistencia/pesca. El punto medio del ‘triángulo de equidad’ 
representa la solución ‘perfecta’.    Figura 6.1: El ‘triángulo de equidad’ para el 
acceso y el uso sostenible de recursos costeros.
 La justicia social es producto de la forma en la 
cual la sociedad está organizada, y se ve afectada por la competencia por el 
acceso a recursos costeros, para la subsistencia por una parte, y para el ocio y 
el turismo por otra, tal y como se resume en el triángulo de equidad. Las tres esquinas del triángulo de equidad 
funcionan como fuerzas en competencia. En general, el turismo se atiene al valor 
recreativo, mientras que las comunidades locales valorarán su subsistencia. Económicamente, existe un severo contraste entre 
la relativa prosperidad y el estilo de vida de los turistas, y el de los 
miembros de las comunidades locales. Lo anterior puede provocar descontento e 
intranquilidad. La industria turística puede mitigar esto al garantizar que las 
comunidades locales cosechen algunos de los beneficios del turismo. También se 
puede reducir el conflicto manteniendo el acceso al recurso común del mar, tanto 
para las comunidades que viven en las zonas costeras, como para los turistas. Lo anterior requiere de un enfoque adecuado, como 
por ejemplo herramientas de administración de la tierra y de planeamiento 
espacial, como apoyo para el manejo de las zonas costeras. Herramientas administrativasEl planeamiento es sólo el primer paso en la 
administración, no un fin en sí mismo. Una gestión de zonas costeras integrada, 
desde una perspectiva del uso de la tierra, requiere de una comprensión tanto 
del proceso de planeamiento como del de administración de la tierra. Desde un 
inicio, existe la necesidad de reconocer que hay un problema, y que se requieren 
herramientas para controlar y administrar los conflictos y la utilización de 
recursos dentro de un área funcional de usos altamente interdependientes. Las herramientas espaciales deben estar a favor 
de los pobres y basarse en la práctica. Muchos profesionales aceptan que en el 
mundo real siempre serán necesarias algunas concesiones. Los gobiernos 
nacionales y locales deben demostrar que protegen a todos sus ciudadanos y 
garantizar que el poder económico no subyugue los derechos y las necesidades 
autóctonos. En el planeamiento del uso y desarrollo de la 
tierra, existe un rango de herramientas que se pueden utilizar para apoyar la 
toma de decisiones, las cuales incluyen las siguientes: 
	
	políticas para lidiar con los usos múltiples 
	a lo largo de la zona o espacio costero que incluyan a las comunidades 
	pobres existentes, que cada vez están más marginadas y alejadas de los 
	recursos disponibles en la zona costera;
	propuestas para marcos de administración 
	estratégicos que tiendan puentes entre el desarrollo económico, la comunidad 
	y los asuntos de protección ambiental;
	administración de los recursos terrestres y 
	marinos;
	tecnologías tales como Sistemas de 
	Información Geográfica (SIG) e imágenes satelitales;
	planes de gestión de la línea costera basados 
	en captaciones que tomen en cuenta los procesos físicos naturales;
	herramientas para políticas de planeamiento, 
	tales como líneas de retiro para los desarrollos;
	lograr una visión unificada por medio de un 
	planeamiento regulador – un proceso de planeamiento espacial que delinee un 
	plan para el desarrollo futuro de un área y la educación de la comunidad. El reto consiste en que la sostenibilidad y la 
resiliencia requieren de un compromiso por parte de la comunidad, tanto de los 
ricos como de los pobres. Para esto serán necesarias herramientas que fomenten 
la colaboración, la creación de capacidades de acceso y la educación. El camino a seguirEs necesario un cambio cultural, a fin de 
estimular a aquellos que son responsables de las zonas costeras para que 
comprendan los problemas más amplios y complejos y adopten procesos y políticas 
flexibles y adaptables. Existe la necesidad de desarrollar sistemas para 
prepararse para eventos excepcionales pero devastadores, de utilizar una 
combinación de instrumentos, de involucrar a todos los participantes, y de 
desarrollar soluciones locales para problemas locales. El progreso sólo se puede 
alcanzar si existe la habilidad de ejercer la gestión de zonas costeras en 
varias escalas, desde el nivel regional y nacional hasta el nivel local, y de 
adaptarse a un amplio rango de circunstancias. Un planeamiento efectivo tiene como requisito un 
enfoque local y de abajo a arriba, desde dos bases: la base ecológica de la 
mejor comprensión posible del sistema y los procesos naturales del área – esto 
implica ocuparse del conocimiento local – y la base socioeconómica de las 
necesidades y expectativas de aquellos que utilizan o valoran los recursos del 
área. Esto frecuentemente requiere de investigación y educación para la 
comunidad, a fin de demostrar la causa y el efecto del impacto humano y 
establecer que la administración posee el potencial de frenar o revertir la 
disminución del valor recreativo. Se necesita una buena gobernabilidad para 
mantener un punto de vista estratégico y global en la interacción con la 
comunidad internacional, tanto en cuanto a fuerzas que nos llaman, tales como el 
medio ambiente, como en cuanto a fuerzas que nos presionan – en el caso de los 
mercados turísticos. A nivel local, el ingreso monetario generado por el turismo 
debería desviarse para apoyar la participación de las comunidades en el 
planeamiento de la rehabilitación posterior a los desastres naturales, la 
reducción de riesgo de desastres y el diseño de asentamientos más resistentes a 
estos. Los profesionales en la gestión del territorio se 
encuentran en una posición ideal para trabajar con todas las partes interesadas, 
a fin de facilitar soluciones para los complejos problemas de planificación en 
las zonas costeras. Los siguientes son los resultados a los que debería aspirar 
esta acción: 
	
	Basarse en las economías locales, con mucho 
	más énfasis en la responsabilidad social. Se fomentarían soluciones locales 
	para el planeamiento y la gestión ambiental. Existirían sociedades entre las 
	comunidades locales, potencialmente con corporaciones internacionales, con 
	algunas ganancias provenientes del turismo canalizadas de regreso hacia la 
	comunidad local. Se requeriría un alto grado de creación local de 
	capacidades de liderazgo a fin de fomentar un acceso equitativo a los 
	recursos manejados por la comunidad.
	Apoyar el desarrollo sostenible global con un 
	fuerte énfasis en acciones y obligaciones internacionales. Esto requiere de 
	un fuerte compromiso con la reglamentación y un manejo más proactivo de los 
	recursos y los paisajes. Se enfatizarían los protocolos regionales costeros 
	y marinos suscritos por los estados. Aunque esto es positivo para la 
	biodiversidad marina y costera, requiere de una aproximación paralela a 
	políticas comunales sobre el manejo de la tierra y los recursos. Se requiere un planeamiento estratégico para 
lograr una política efectiva y un desarrollo programado capaz de alcanzar un 
proceso integrado en la gestión de las zonas costeras y una inversión en 
tecnologías y grupos de datos espaciales. La conciencia sobre los recursos y su protección 
aumenta cada vez más, dando como resultado un crecimiento en el número de 
actividades de conservación. Las entidades del gobierno, las ONG, las 
organizaciones comunales y las comunidades autóctonas, deben jugar un papel 
esencial en la gestión de los bienes costeros. Cualquier iniciativa costera 
debería preocuparse por incluir a estos grupos hasta tal punto de que se 
desarrollen sociedades de colaboración. Sólo se puede lograr un desarrollo 
costero sostenible cuando el proceso de administración responda y les rinda 
cuentas a las personas que deben vivir con los resultados de éste. En última instancia, el impacto de la presión 
causada por la población turística sobre la vida de las personas puede reducirse 
en gran medida por medio de una planificación prospectiva y un gobierno 
efectivo, pero para esto es necesario adherirse al principio de la justicia 
social.  Zanzíbar, costa este.
 
 7. Capacidades 
	institucionalesProblemasEn muchos países, incluyendo Costa Rica, no existe una sola 
institución responsable de la gestión de la zona costera y, en algunos casos, 
tampoco un departamento específico del gobierno sobre el cual recaiga la 
responsabilidad de todos los aspectos estratégicos y administrativos. Esto 
dificulta que los gobiernos e instituciones respondan a la complejidad de los 
problemas que se presentan. Esto puede tener como resultado indecisión y contradicciones 
en la legislación y en la toma de decisiones, dejando a aquellos responsables de 
la gestión de estas áreas confundidos y sin medios claros y efectivos de 
reparación, y sin la habilidad de cambiar aquello que perciben como un cuerpo 
institucional impenetrable. En las zonas tropicales se están construyendo gran 
cantidad de nuevas casas vacacionales para ciudadanos extranjeros que residen en 
ellas sólo una parte del año. Esto ejerce presión en todos los aspectos de la 
economía local. Se necesita buen planeamiento y marcos legales para crear un 
equilibrio entre los inversionistas, la población autóctona y la protección 
ambiental. Una buena gobernabilidad está basada en el reconocimiento de 
los intereses de todos los participantes y en la inclusión de estos intereses, 
siempre que sea posible. Los intereses pueden expresarse de varias maneras, por 
ejemplo: soberanía, jurisdicción, administración, propiedad (título), 
arrendamiento, patente, permiso, contribución, derechos usuales, derechos 
autóctonos, derechos colectivos, derechos comunes, derechos litorales, derechos 
públicos, derechos de uso y bienestar público. Los estados costeros tienen como 
reto manejar el multidimensional tapiz de esos intereses (y quizá de otros) en 
la costa y más allá de esta. Durante las próximas décadas, aquellos responsables 
de las políticas y la administración marina enfrentarán el reto de intentar 
comprender este tapiz y comunicarlo a las diferentes entidades de toma de 
decisiones y a los participantes. Sin embargo, lidiar con las complejidades 
asociadas con esos intereses solamente desde la perspectiva de la delimitación 
de linderos, no necesariamente aporta mejoras al gobierno de los espacios 
marinos. La gran cantidad de personas que se han asentado en zonas 
costeras para aprovechar el rango de oportunidades de producción de alimentos, 
transporte, recreación y otras actividades humanas, merecen obtener los 
beneficios de una buena administración. Con demasiada frecuencia, la gestión de 
las zonas costeras se ha convertido simplemente en un proceso de gestión o, en 
el mejor de los casos, mediación de conflictos entre la multitud de usuarios de 
recursos que pueden ser escasos, y la solución de problemas actuales que son el 
resultado de participantes que persiguen sus propios intereses sectoriales. El 
statu quo puede mantenerse con el propósito de evitar conflictos, aunque existe 
un riesgo potencialmente grande de que esta estabilidad aparente no sea 
sostenible y pueda colapsar si la sociedad no realiza los cambios sociales, 
económicos y políticos necesarios para la supervivencia. A pesar de los muchos esfuerzos locales y nacionales, los 
enfoques tradicionales en la gestión y uso de recursos costeros frecuentemente 
han demostrado ser insuficientes para lograr el desarrollo sostenible. Las 
instituciones profesionales no han podido, o no han querido, proporcionar las 
condiciones para facilitar el desarrollo, estimular el progreso y fomentar un 
cambio en el comportamiento institucional, a fin de lograr metas compartidas. Existe una necesidad real de definir mecanismos que 
garanticen la coordinación entre gobiernos nacionales, regionales, locales 
(municipalidades) e instituciones profesionales. Las estructuras gubernamentales tradicionales se basan, 
frecuentemente, en comités, y son lentas a la hora de tomar decisiones 
estratégicas. Un enfoque adecuado de la toma de decisiones es necesario para 
garantizar que todas las partes se vean involucradas y representadas, y que se 
establezca un mecanismo efectivo para asegurar que se tomen decisiones 
concluyentes. El camino a seguir
	Garantizar que haya una sola institución del gobierno 
	que sea responsable de la totalidad de la gestión de la zona costera. Esta 
	institución debe tener la responsabilidad legal de resolver problemas de 
	derechos y tenencias superpuestos y coexistentes, y desarrollar una 
	estrategia y una política coherentes para las distintas áreas que permitan 
	resolver equitativamente problemas legales contradictorios. Esto puede 
	requerir una reforma de la asignación de responsabilidades y una 
	reingeniería de los procesos y procedimientos, a fin de permitir que se 
	implementen los cambios. Será necesario un campeón político visionario para 
	reunir y movilizar a los políticos adecuados, cuyo apoyo será necesario para 
	implementar las iniciativas.
Integración de programas y planes que unan el desarrollo 
	económico, el manejo ambiental y el uso de la tierra. Existe la necesidad de 
	desarrollar la integración y la coordinación para varias tareas 
	administrativas en todos los niveles de gobierno (local, estatal/provincial, 
	nacional y regional), así como entre el sector público y el privado.
Revisar los marcos legales existentes y resolver las 
	cláusulas de escape que permiten que las cortes tengan una sobrecarga de 
	casos causados por objeciones legales a decisiones de planeamiento.
Entidades profesionales cuyos miembros estén 
	acostumbrados a recomendar que el gobierno y los políticos utilicen las 
	mejores prácticas internacionales y se involucren activamente con el proceso 
	político del cambio y el otorgamiento de poderes.
Una organización autóctona, que trabaje en estrecha 
	colaboración con la institución única del gobierno, debería asumir el 
	liderazgo en el diseño de su propia infraestructura. Esto requerirá de 
	voluntad política e inversión financiera. En el contexto de los países en 
	vías de desarrollo, el proceso de modificar marcos institucionales puede 
	complicarse debido a la presencia de donantes y consultores de diferentes 
	países, cada uno de los cuales tiene su propia perspectiva e intereses. Los 
	profesionales entusiastas gravitan naturalmente hacia la mejor solución. En 
	la práctica, el manejo de expectativas reducidas y factibles por parte de 
	varios profesionales puede ser más pragmática, suficiente y más sostenible a 
	largo plazo. 
 8. Capacidades profesionalesProblemasExiste una conciencia cada vez mayor sobre los problemas que 
rodean a las zonas costeras y sobre las presiones en conflicto que se dan sobre 
estos recursos tan frágiles. En general, hoy en día los países son más 
conscientes del hecho de que las acciones individuales pueden tener 
consecuencias globales. La formación de profesionales en la gestión del territorio es 
esencial para lograr una visión de desarrollo sostenible y con resiliencia de 
las zonas costeras – un gran reto, que es esencial si ha de lograrse un cambio. 
Esto tiene como requisito que otras instituciones profesionales colegiadas 
acepten las destrezas y habilidades del profesional en la gestión del 
territorio. Este profesional debe poseer un conocimiento amplio, derivado de una 
educación de alto nivel y un entrenamiento práctico. Estas destrezas 
profesionales son importantes para el bienestar de la sociedad. Se espera que 
los profesionales utilicen un juicio independiente a la hora de ejercer sus 
responsabilidades profesionales, y que estén regulados por normas éticas. 
También se espera que los profesionales en la gestión del territorio pongan los 
intereses de la sociedad por encima de aquellos de miembros individuales. Esto 
es importante para obtener la confianza de todos aquellos involucrados en las 
zonas costeras. La figura 8.1 ilustra el desarrollo y mantenimiento de las 
capacidades profesionales. 
 Figura 8.1: Modelo de capacidades del profesional en el manejo de la 
tierra. S. Enemark.
 El profesional en la gestión del territorio, junto con 
aquellos de otras disciplinas profesionales relacionadas, debe ser consciente de 
la fragilidad de la zona costera, a fin de influenciar las decisiones sobre 
ésta. Existen dos aspectos fundamentales que guían el desarrollo del profesional 
en la gestión del territorio: 
	La actualización profesional o formación continua, que 
	garantiza que las destrezas, tales como el e-aprendizaje y la informática, 
	se mantengan al día, especialmente puesto que todos los aspectos de la 
	gestión de zonas costeras están sujetos a una reevaluación continua. El 
	profesionalismo recae cada vez más en la habilidad de responder rápidamente 
	a las condiciones de mercado cambiantes, a los requisitos de los clientes y 
	a las influencias de las políticas del gobierno.El desarrollo de normas éticas de alto nivel para 
	profesionales en el manejo de la tierra y otras disciplinas asociadas es 
	esencial para apoyar el desarrollo y la continua implementación de 
	estándares éticos de comportamiento adecuados en las zonas costeras. Actualización profesional y formación contínuaEs un requisito para todos los profesionales en la gestión 
del territorio el garantizar que sus destrezas estén permanentemente 
actualizadas y sean adecuadas para el trabajo que llevan a cabo. En las zonas 
costeras, además de las destrezas directas que se requieren para ejercer su 
especialidad, todos los profesionales deben asegurarse de desarrollar y mantener 
destrezas que incorporen los aspectos éticos que deben enfrentar, incluyendo las 
necesidades y derechos de grupos autóctonos y minoritarios. Las zonas costeras requieren que los profesionales en la 
gestión del territorio se adhieran estrictamente a los principios de 
sostenibilidad y resiliencia, a fin de promover un desarrollo equilibrado y 
facilitar la coexistencia entre distintos usuarios y el medio ambiente. Especialmente en los países en vías de desarrollo, las 
corporaciones importantes y los profesionales en la gestión del territorio 
pueden actuar en conjunto para crear conciencia en todos los grupos 
profesionales sobre las presiones en el mercado de bienes raíces, y sobre la 
necesidad de crear una visión de desarrollo social que incorpore un enfoque 
equilibrado en el desarrollo medioambiental. Ética profesionalUna consecuencia de la globalización y la apertura de los 
mercados a la participación extranjera es la necesidad de normas profesionales y 
éticas que se apliquen a todos por igual; esto con el fin de asegurar una 
competencia justa, de fomentar y mantener la confianza de los clientes, de 
proteger el medio ambiente y de respetar los intereses de otras partes 
involucradas. Una de las características de una institución u organización 
profesional es que sus miembros están sujetos a un código ético. Estos códigos 
de comportamiento son genéricos, y es necesario tener la posibilidad de poner la 
teoría en práctica. Se debe revisar y hacer cumplir las normas éticas, a fin de 
garantizar que se apliquen adecuadamente en la práctica. Se deben desarrollar cursos y estudios de casos que 
demuestren cuál es la mejor práctica para la aplicación de códigos éticos a 
situaciones cotidianas. Esto requiere de un compromiso por unificar la 
comprensión de la ética en una serie de dimensiones: social, tecnológica, 
administrativa y ambiental. Esta comprensión práctica puede entonces garantizar 
que se apliquen normas éticas adecuadas a un desarrollo sostenible y equilibrado 
de la zona costera. La complejidad práctica de la aplicación ética debe ser la 
base de la actividad diaria de los profesionales en la gestión del territorio. 
En áreas sensibles y frágiles, tales como las zonas costeras, el equilibrio 
entre una línea de acción, o una decisión, y otra, requiere de una cuidadosa 
evaluación de prioridades frecuentemente en conflicto. Las destrezas del profesional en la gestión del territorio no 
deben ser confundidas con las de un técnico – es decir, establecer linderos o 
lotes. La perspectiva ética del profesional en la gestión del territorio cubre 
un grupo de disciplinas amplio que puede apoyar la unificación de diferentes 
grupos profesionales y facilitar o negociar resultados que sean beneficiosos 
para todas las partes. Esto conlleva un compromiso más allá de los límites de un 
proyecto específico. El camino a seguirDadas las restricciones financieras y organizativas a las que 
se enfrentan las instituciones y los grupos involucrados en la zona costera, se 
deben introducir formas innovadoras de maximizar el aprendizaje y aumentar el 
conocimiento. Es necesario garantizar que tanto las instituciones profesionales 
como las corporaciones, fomenten la comprensión de los problemas que rodean a 
las zonas costeras. Esto debe promover una comprensión detallada del complejo 
equilibrio de los intereses en competencia, loscuales incluyen dimensiones sociales.
 Todas las instituciones profesionales, las administraciones 
estatales y las corporaciones deben alentar a su personal a mantener y 
actualizar sus destrezas y la comprensión de los problemas asociados con las 
zonas costeras. Un compromiso con la actualización profesional y la formación 
continua es esencial para el trabajo de todos los profesionales a lo largo de 
sus carreras, a fin de aumentar su conocimiento, sus habilidades y su 
experiencia. Debe darse un esfuerzo consciente por crear un ambiente donde esta 
práctica se convierta en un comportamiento aceptado. Los profesionales en la gestión del territorio, y todos los 
grupos profesionales cuyo trabajo causa un impacto en las actividades dentro de 
las zonas costeras, deben ejercer sus deberes de acuerdo con un código modelo de 
conducta profesional y adherirse a principios éticos. Se deben proporcionar 
cursos para garantizar la introducción de códigos éticos (donde no estén 
actualmente disponibles), y estudios prácticos de casos para permitir que los 
participantes desarrollen la habilidad de poner la teoría en práctica.  Puerto Dar es Salaam, Tanzania.
 
 Definición por la FIG del agrimensor – el profesional en la 
gestión del territorioUn agrimensor es un profesional con la 
preparación académica y los conocimientos técnicos especializados para llevar a 
cabo una o varias de las siguientes actividades: 
	
	determinar, medir y representar el terreno, 
	los objetos tridimensionales, los campos de puntos y las trayectorias;
reunir e interpretar información geográfica y 
sobre el terreno;
	utilizar esta información para el 
	planeamiento y la administración eficiente de la tierra, el mar, y las 
	estructuras ubicadas en ellos; y
	llevar a cabo investigaciones con respecto a 
	estas prácticas y desarrollarlas. Funciones detalladasLas tareas profesionales del agrimensor pueden 
incluir una o más de las siguientes actividades, las cuales pueden desarrollarse 
en, sobre o bajo la superficie terrestre, y pueden ser llevadas a cabo en 
conjunto con otros profesionales. 
	
	La definición del tamaño y la forma de la 
	tierra; la medición de todos los datos necesarios para definir el tamaño, 
	posición, forma y contorno de cualquier parte de la tierra; y el estudio de 
	cualquier cambio que se dé en ésta.
El posicionamiento de objetos en el espacio y en 
el tiempo, así como el posicionamiento y el estudio de características físicas, 
estructuras y obras de ingeniería en, sobre y bajo la superficie de la tierra.
La creación, prueba y calibración de sensores, 
instrumentos y sistemas para los propósitos arriba mencionados y para otros 
fines de la agrimensura.
La adquisición e interpretación de información 
espacial a partir de imágenes a corta distancia, aéreas y satelitales, y la 
automatización de estos procesos. 
Determinar la posición de los linderos de los 
terrenos públicos o privados, incluyendo los límites nacionales e 
internacionales, y registrar dichos terrenos ante las autoridades respectivas.
El diseño, establecimiento y administración de 
Sistemas de Información Geográfica (SIG), y la adquisición, almacenamiento, 
análisis, administración, representación y difusión de los datos.
El análisis, la interpretación y la integración 
de objetos y fenómenos espaciales en SIGs, incluyendo la visualización y la 
comunicación de dichos datos en mapas, modelos y dispositivos digitales móviles.
El estudio del ambiente natural y social, la 
medición de los recursos terrestres y marinos, y el uso de dichos datos en el 
planeamiento del desarrollo de áreas urbanas, rurales y regionales.
El planeamiento, desarrollo y reordenación de la 
propiedad urbana o rural, ya sean terrenos o edificios.
La valoración y administración de la propiedad 
urbana o rural, ya sean terrenos o edificios.
El planeamiento, medición y manejo de obras de 
construcción, incluyendo la estimación de costos.
En la aplicación de las actividades anteriormente 
mencionadas, los agrimensores toman en cuenta los aspectos legales, económicos, 
ambientales y sociales relevantes que afectan a cada proyecto.  Costa sur de Ghana.
 
 |